En solitario mas nunca solo
Lección de vida: Si la vida te da limones, haz limonada
Algo similar sucedió en 2009 y al no haber seguridad de tener los permisos, solamente llegué hasta el campamento base del lado de Nepal. Regresando comencé a planear el intento de la doble travesía para este año, pero con reservas por las experiencias de los últimos dos años.
Cuando en diciembre de 2009 me avisaron que no sería posible tener permisos para atravesar de un lado a otro de la montaña, me di cuenta de algo: la vida me estaba dando limones, ¿por qué insistir en hacer otra cosa? Fue entonces cuando decidí replantear mi meta y hacer limonada. Este año estaré intentando un doble ascenso al Everest que consiste en lo siguiente: viajar a China y subir por el lado norte de la montaña para llegar hasta la cumbre, bajar por el mismo lado, tomar un helicóptero que me deje en la base del lado sur de la montaña y finalmente subir de este lado a la cumbre por segunda ocasión en la misma temporada.
La expedición iniciará el 30 de marzo y espero estar de regreso a México en los primeros días de junio. Mientras tanto estaré subiendo al blog videos de cómo voy entrenando semana con semana. Te invito a acompañarme en esta aventura y a ser parte de esta experiencia. Es más divertido exprimir los limones cuando la limonada se comparte con alguien más.
Final
El trek al Campamento Base que acabo de finalizar, me ha servido para dos cosas. Primero, logré platicar con las personas que estarán a cargo de la logística de la expedición y en cuyas manos estará mi vida una vez que intente cruzar de Nepal a China y viceversa pasando por la cumbre del Everest. Son bastantes las cosas que hay que prever y cada detalle que se deje al azar es un accidente en potencia. Por esta parte, me siento tranquilo y confiado de que estoy en buenas manos.
Segundo, regresar a la base de la montaña me ha hecho darme cuenta de lo determinado y comprometido que estoy conmigo para la realización de este proyecto. Suele suceder que nos cuesta trabajo mantenernos concentrados una semana o un mes, en algún propósito. La Doble Travesía va a ocupar casi tres años de mi vida y por suerte me encuentro tan motivado como el día en que por primera vez me soñé haciéndola. Tan sólo me quedan 320 días para regresar a Nepal.
Gracias por compartir estas dos semanas conmigo. Aunque caminaba por mi cuenta entre senderos por los picos más altos del mundo, en ningún momento me sentí solo sabiendo que hay tanta gente acompañándome a través de este blog.
Hasta pronto.
Campamento Base a Lukla
Hace un año, cuando yo bajaba del Lhotse y esperaba para subir al Everest, me encontré por primera vez con Apa en el campamento 2. Esa vez, por las circunstancias, sólo cruzamos algunas palabras. Ahora, nos dedicamos durante toda la comida a hablar de los planes de cada uno y antes de que continuara mi camino, me pidió mis datos para ver si podemos intentar la Doble Travesía juntos el próximo año. Para cualquiera sería un privilegio subir con él.
Tal como se pronosticaba, esos dos días estuvo nevando en las zonas altas y lloviendo en las partes bajas del Khumbu por lo que tuve que completar mi recorrido empapado. Lo que más me preocupaba es que se fuera a dañar la guitarra por la humedad.
Ya en Lukla, no dsejó de llover toda la noche y para la madrugada era obvio que el vuelo que tenía programado para las 6am se iba a posponer. Muchas veces por el clima se llegan a cancelar los vuelos durante varios días. Estaba en mi destino volar ese día y para la comida ya me encontraba de regreso en Katmandú, habiéndome bañado por primera vez en 10 días.
En ocasiones anteriores, y como creo que a muchos nos ha pasado, acciones que parecen insignificantes en un momento tienen consecuencias inesperadas. Bill Burke es uno de los alpinistas de Asian Trekking que está tratando de subir este año (está intentando por tercera vez). Cuando supo que yo iría al campamento base, decidió posponer un día el ascenso al campamento 2 que tenía planeado y así podernos ver. Por esto, no se encontraba en la zona de la avalancha cuando murió el sherpa.
Uno de mis objetivos para este viaje es ver a las personas que año tras año están aquí ya sea guiando, escalando para los patrocinadores o cualquier otra razón. Por la tarde del primer día fui visitando varios campamentos, entre ellos el de Alpine Ascents donde saludé a Vern Tejas y a Elli Henke, Lakpa Rita Sherpa, Cheewang Nima Sherpa y Kanmi Rita Sherpa. También pasé a ver a Willy Venegas y a Melissa Arnot.
En mi segundo día en el campamento, hubo otro intento por recuperar el cuerpo de Lakpa Nuru. Encontraron en una grieta su segunda bota, todavía con los crampones amarrados. Pasé prácticamente todo el día platicando con Dawa Steven y Bill Burke pero principalmente conversando sobre los detalles para mi expedición del próximo año. Por la tarde, nos invitaron a una fiesta en el campamento ruso donde celebraban el Día de la Victoria. Al principio me pareció una escena bastante rara: un grupo de 20 rusos tomando vodka y cantando en el karaoke. Pero pronto vi que habían otros invitados en el comedor y me sentí bastante afortunado de estar entre los principales representantes del alpinismo en los himalayas: Russell Brice, Kari Kobler, Alex Abramov, Victor y Nicolai. Sólo faltaban Henry Todd y Todd Burelson.
Saliendo de la fiesta, nos encontramos con la luna llena iluminando los himalayas. El reflejo de ésta en la nieve creaba un paisaje surrealista que era perfeccionado por las estrellas brillando como diamantes rebeldes.
Dormí poco esa segunda noche porque había prometido a Bill Burke que estaría despierto para despedirlo cuando por fin subiera al campamento 2. Eran las 4 de la mañana y el sol todavía no se asomaba. Tras despedirnos, Bill y Mingma Sherpa caminaron hacia el glaciar y volvieron a subir la cascada de hielo. Sólo por internet podré saber si lograron subir a la cumbre en algunas semanas.
Me volví a recostar en mi tienda de campaña para descansar unas horas más. Después de desayunar, me despedí de todo el staff de Asian Trekking al que con suerte estaré viendo de nuevo en tan solo 11 meses.
Everest – Campamento Base
Desafortunadamente el sherpa, Lhakpa Nuru murió y no encontraron su cuerpo. Todos son miembros del equipo de Asian Trekking, con el que escalé el año pasado y recuerdo muy bien al Sherpa. Dawa Steven Sherpa y Pertemba Sherpa me recibieron en el Campamento Base. Me tenían lista una tienda de campaña y un sleeping bag para pasar la noche. Poco a poco se fueron acercando conmigo los Sherpas para saludarme y para platicarme su versión del accidente. Por un lado, estoy contento de haber llegado hasta aquí pero obviamente triste por la pérdida del Sherpa.
Voy a pasar dos noches en el campamento y mañana habrá una última búsqueda del cuerpo de Lhakpa Nuru y aunque no tengo equipo ni permiso de escalar voy a ver de qué forma puedo ayudar.
Dos noches en Lobuje para el olvido
Cuando empezó a amanecer tomé dos decisiones. Primero, no seguiría subiendo hacia el campamento base ese día y dependiendo de cómo me sintiera durante la mañana, pasaría otra noche en Lobuje o bajaría hasta Pheriche. Segundo, comenzaría a tomar Diamox, un medicamento que incrementa la frecuencia respiratoria pero con el efecto secundario que el cuerpo produce el doble o triple de orina.
Para el medio día no había empeorado la situación aunque me quedaba sin aire al hablar o al tratar de caminar rápido. Pensaba que por no haber dormido la noche anterior esa segunda dormiría durante horas y si despertara sintiéndome bien continuaría subiendo hasta el campamento base. Conforme pasaban las horas de la noche sentía la misma sensación de que el oxígeno que respiraba no era suficiente. A la mitad de la noche me empezaron a entrar ideas de que lo que tenía era edema pulmonar aunque nunca llegué a escuchar el burbujeo en los pulmones. La segunda noche no dormí más de una hora y escuché 116 canciones en el ipod.
Sin dudarlo, por la mañana empaqué mis cosas en la mochila y salí caminando en dirección a Pheriche donde se encuentra una de las clínicas del Himalayan Rescue Asociation en donde atienden a pacientes con enfermedades de altura. Pheriche está 700 metros abajo de Lobuje y de inmediato comencé a sentirme mejor. En la clínica me hicieron varios exámenes y cuando la doctora me dijo que no tenía edema pulmonar sonreí por primera vez en dos días. Me pidió que siguiera tomando el Diamox y que volviera a utilizar el inhalador de Salbutamol que me permitió subir al Everest el año pasado.
Ya me siento mucho mejor. Mi plan es pasar la noche en Pheriche y si duermo y me siento bien, subir mañana a Lobuje, Gorak Shep y al campamento base para pasa sólo una noche y regresar a tiempo a mi vuelo de Lukla a Katmandu.
Manjo a Tengboche y
Tras dos horas de camino, se llega a la infame subida hacia Namche. Tal vez son sólo 700 metros de elevacion los que se suben, pero entre el camino que va haciendo zig-zag y el calor, se hace un recorrido bastante pesado. En Namche pasé varias horas usando el internet (ya bajó la tarifa de 20 rupias por minuto a 100 por media hora), saludando a conocidos y antes de continuar con mi camino comí con Nyima Tsiring en el Panorama, la casa de huéspedes de Lhakpa Doma.
En un itinerario normal hubiera pasado dos noches en Namche, incluyendo un día de descanso, pero por el poco tiempo que tengo disponible para este viaje, tuve que continuar caminando hasta Tengboche esa misma tarde. Aunque el camino en su mayoría es plano, hay una última subida de hora y media en la que por primera vez me sentí completamente cansado y a cada paso me reclamaba a mi mismo por haber traido una guitarra, computadora, PDA, teclado, teléfono satelital y 6 cargadores. Con gusto los hubiera botado a la mitad de la subida.
Tengboche a Lobuje
Me despertaron las campanas y cornetas del monasterio a las 6:30am. No llevaba más de una hora dormido.
Este año no tuve oportunidad de entrenar mucho para este viaje. Pasé tres semanas usando muletas por el esguince que tuve en el tobillo y prácticamente no pude hacer nada de ejercicio. También estoy recorriendo en un solo día lo que normalmente se hace en dos.
Continué mi camino por el valle del Khumbu. Pronto se terminó el bosque y comenzó el desierto alpino. A medio dia me encontraba en Pheriche y aunqe solo había caminado tres horas ya no tenía ganas de continuar. Sentía una pesadez que no me dejó comer casi nada en la casa de Ang Nuru Sherpa. Tan solo faltaban tres horas para llegar a Lobuje pero la difererncia de altura es de casi 800 metros. No disfruté mucho el camino y al llegar al Eco Lodge me encerré en mi cuarto y no salí hasta la cena.
Creo que estoy subiendo demasiado rápido.
Vuelo a Lukla
Al regresar a la sala de espera, había seguido entrando gente y no salían los aviones por lo que todos los asientos estaban llenos y tuve que conformarme con esperar sentado en el piso. No estaba tan ansioso por volar con mal clima porque en otoño del año pasado, en el mismo recorrido de Katmandu a Lukla que iba a hacer se estrelló una avioneta con 19 alemanes justo antes de aterrizar. Finalmente, 7 horas después de lo que estaba programado anunciaron la salida del vuelo. La llegada a Lukla es una aventura por si sola y siempre descanso una vez que se detiene el avión.
En una tarde completamente despejada caminé durante cuatro horas por los bosques de las zonas bajas del Khumbu hasta llegar a Manjo. Si el vuelo hubiera salido a tiempo, hubiera tratado de llegar hasta Namche. Sin embargo, la libertad y flexhiblidad que me da el venir sin un itinerario definido me permitió pararme en la primera casa de huespedes que vi cuando el sol se metió por detrás de las montañas.